La Juventud Comunista hacemos públicas las tesis de nuestro VIII Congreso, celebrado el pasado mes de marzo en Madrid bajo el lema “En todo barrio, centro de estudios y de trabajo: Juventud Comunista”, síntesis de los objetivos estratégicos que nos marcamos como parte juvenil del proyecto revolucionario del Partido Comunista de los Pueblos de España por el poder obrero y el Socialismo.
La Juventud Comunista tenemos que jugar un papel fundamental en los próximos años.
La burguesía, como única vía de salida que tiene para superar esta crisis estructural del capitalismo, está expulsando a innumerables jóvenes trabajadores de sus empleos, a la par que niega el trabajo a muchísimos otros que terminan sus estudios y no tienen posibilidad de encontrar empleo. De esta manera, sitúa la cifra de paro juvenil en un 53%, más de 1.700.000 jóvenes sin oportunidades de futuro.
Además, este número tan elevado de jóvenes en búsqueda de un puesto de trabajo, también actúa en su contra en otro plano: con semejante competitividad, los patronos reducen el precio de la fuerza de trabajo, es decir, ofrecer menores salarios a los jóvenes trabajadores. En la mayoría de las ocasiones, la reducción de salarios es tal que ni siquiera alcanzan el coste de reproducción de la fuerza de trabajo, esto es, no obtienen la remuneración suficiente como para mantenerse gracias a su trabajo, por lo que tienen que recurrir a la ayuda económica de la familia (que les acogen en la vivienda familiar o proporcionan una cantidad de dinero).
Ante la perspectiva de una inminente respuesta por parte de la clase obrera y los sectores populares contra la extensión de la miseria, la burguesía refuerza el poder represivo del Estado: endurece las leyes que fortalecen su poder, actúa de forma implacable contra todo tipo de movilización a través del aparato policiaco-judicial y centraliza aún más las decisiones políticas en el poder ejecutivo.
Claramente la burguesía se prepara para una guerra abierta (más, si cabe) contra la clase obrera y el Pueblo, una lucha de clases agudizada hasta el extremo, un panorama en el que las fuerzas políticas tienen que escoger de qué bando posicionarse: en el bando de la clase obrera en la lucha por el Socialismo, o en el bando de la burguesía a favor de la más aguda esclavitud, miseria e incluso aniquilación física. Todas las posiciones que, haciéndose pasar por progresistas e incluso revolucionarias, ofrezcan a la clase obrera ilusiones acerca de un capitalismo democrático o humano, solo sirven para apuntalar la esclavitud y profundizar en la barbarie.
Hoy, igual que cuando nacimos en 1921, la misión de la Juventud Comunista es estar en cada conflicto obrero y popular para elevar la conciencia, para explicar que la única forma de asegurar las conquistas sociales, es mediante la instauración de una economía en la que los grandes medios de producción estén socializados y se encuentren bajo gestión obrera. Porque una cuestión está clara: todas las mejoras que puedan llegar en un futuro, serán obra exclusiva de la clase obrera organizada.
En el movimiento obrero, la propuesta de los CJC es la organización de la juventud en los Comités de Unidad Obrera de cada centro de trabajo y sector. Esta formulación llama a los trabajadores a organizar comités independientemente de su afiliación sindical e incluso de si están afiliados a un sindicato, por lo cual supera la división actual y también la falta de combatividad instaurada desde las direcciones colaboracionistas. Los CUO son órganos de poder de la clase obrera, desde los cuales ejerce su lucha sindical y política contra los patronos. Y que, en medida que los comunistas intervengamos en ellos, sumarán sus fuerzas al frente obrero y popular por el Socialismo.
En el movimiento estudiantil, la Juventud Comunista proponemos la conformación de un sindicato único estatal, que nazca desde la base de las luchas en los centros de estudio. Los estudiantes de extracción obrera y popular están siendo expulsados de la educación por la elevación de las tasas, la reducción de becas, la falta de salidas laborales y la dificultad de compaginar los estudios con el trabajo. Por tanto, como futuros trabajadores, el sindicato de estudiantes debe tener una orientación clasista y revolucionaria, compartiendo estrategia con los Comités de Unidad Obrera.
Asimismo, los ataques de la burguesía contra la clase obrera y los sectores populares también se ven reflejados en los barrios: cierran colegios, centros de salud, privatizan hospitales, elevan el coste del transporte urbano e interurbano, surgen brotes de racismo, etc. Ante ello, la propuesta de la Juventud Comunista, en línea con la propuesta de los comités de unidad popular del PCPE, es organizar un tejido de asambleas de jóvenes en los barrios, que además luchen contra las drogas y fomenten un ocio colectivo contrario al individualismo.
Para hacer posible el alcance de los objetivos estratégicos que nos marcamos, estas teorizaciones políticas también deben tener un reflejo en nuestra organización interna. En consecuencia, nuestras tesis profundizan en la estructuración según los principios del centralismo democrático: queremos unos colectivos de los CJC mucho más pegados a la realidad de los centros de estudio, de trabajo y barrios, por ello apostamos por la sectorialización. Además, la dirección de nuestros órganos se refuerza con la conformación de un Buró Político y un Secretariado.
En definitiva, la lectura de las tesis de la Juventud Comunista es un deber para todo aquel joven obrero que no esté dispuesto a aceptar las cadenas. Nosotros hablamos claro: o la clase obrera conquista el Socialismo bajo la dirección de su Partido Comunista, o el capitalismo nos conduce a la barbarie más absoluta.
La Juventud Comunista tenemos que jugar un papel fundamental en los próximos años.
La burguesía, como única vía de salida que tiene para superar esta crisis estructural del capitalismo, está expulsando a innumerables jóvenes trabajadores de sus empleos, a la par que niega el trabajo a muchísimos otros que terminan sus estudios y no tienen posibilidad de encontrar empleo. De esta manera, sitúa la cifra de paro juvenil en un 53%, más de 1.700.000 jóvenes sin oportunidades de futuro.
Además, este número tan elevado de jóvenes en búsqueda de un puesto de trabajo, también actúa en su contra en otro plano: con semejante competitividad, los patronos reducen el precio de la fuerza de trabajo, es decir, ofrecer menores salarios a los jóvenes trabajadores. En la mayoría de las ocasiones, la reducción de salarios es tal que ni siquiera alcanzan el coste de reproducción de la fuerza de trabajo, esto es, no obtienen la remuneración suficiente como para mantenerse gracias a su trabajo, por lo que tienen que recurrir a la ayuda económica de la familia (que les acogen en la vivienda familiar o proporcionan una cantidad de dinero).
Ante la perspectiva de una inminente respuesta por parte de la clase obrera y los sectores populares contra la extensión de la miseria, la burguesía refuerza el poder represivo del Estado: endurece las leyes que fortalecen su poder, actúa de forma implacable contra todo tipo de movilización a través del aparato policiaco-judicial y centraliza aún más las decisiones políticas en el poder ejecutivo.
Claramente la burguesía se prepara para una guerra abierta (más, si cabe) contra la clase obrera y el Pueblo, una lucha de clases agudizada hasta el extremo, un panorama en el que las fuerzas políticas tienen que escoger de qué bando posicionarse: en el bando de la clase obrera en la lucha por el Socialismo, o en el bando de la burguesía a favor de la más aguda esclavitud, miseria e incluso aniquilación física. Todas las posiciones que, haciéndose pasar por progresistas e incluso revolucionarias, ofrezcan a la clase obrera ilusiones acerca de un capitalismo democrático o humano, solo sirven para apuntalar la esclavitud y profundizar en la barbarie.
Hoy, igual que cuando nacimos en 1921, la misión de la Juventud Comunista es estar en cada conflicto obrero y popular para elevar la conciencia, para explicar que la única forma de asegurar las conquistas sociales, es mediante la instauración de una economía en la que los grandes medios de producción estén socializados y se encuentren bajo gestión obrera. Porque una cuestión está clara: todas las mejoras que puedan llegar en un futuro, serán obra exclusiva de la clase obrera organizada.
En el movimiento obrero, la propuesta de los CJC es la organización de la juventud en los Comités de Unidad Obrera de cada centro de trabajo y sector. Esta formulación llama a los trabajadores a organizar comités independientemente de su afiliación sindical e incluso de si están afiliados a un sindicato, por lo cual supera la división actual y también la falta de combatividad instaurada desde las direcciones colaboracionistas. Los CUO son órganos de poder de la clase obrera, desde los cuales ejerce su lucha sindical y política contra los patronos. Y que, en medida que los comunistas intervengamos en ellos, sumarán sus fuerzas al frente obrero y popular por el Socialismo.
En el movimiento estudiantil, la Juventud Comunista proponemos la conformación de un sindicato único estatal, que nazca desde la base de las luchas en los centros de estudio. Los estudiantes de extracción obrera y popular están siendo expulsados de la educación por la elevación de las tasas, la reducción de becas, la falta de salidas laborales y la dificultad de compaginar los estudios con el trabajo. Por tanto, como futuros trabajadores, el sindicato de estudiantes debe tener una orientación clasista y revolucionaria, compartiendo estrategia con los Comités de Unidad Obrera.
Asimismo, los ataques de la burguesía contra la clase obrera y los sectores populares también se ven reflejados en los barrios: cierran colegios, centros de salud, privatizan hospitales, elevan el coste del transporte urbano e interurbano, surgen brotes de racismo, etc. Ante ello, la propuesta de la Juventud Comunista, en línea con la propuesta de los comités de unidad popular del PCPE, es organizar un tejido de asambleas de jóvenes en los barrios, que además luchen contra las drogas y fomenten un ocio colectivo contrario al individualismo.
Para hacer posible el alcance de los objetivos estratégicos que nos marcamos, estas teorizaciones políticas también deben tener un reflejo en nuestra organización interna. En consecuencia, nuestras tesis profundizan en la estructuración según los principios del centralismo democrático: queremos unos colectivos de los CJC mucho más pegados a la realidad de los centros de estudio, de trabajo y barrios, por ello apostamos por la sectorialización. Además, la dirección de nuestros órganos se refuerza con la conformación de un Buró Político y un Secretariado.
En definitiva, la lectura de las tesis de la Juventud Comunista es un deber para todo aquel joven obrero que no esté dispuesto a aceptar las cadenas. Nosotros hablamos claro: o la clase obrera conquista el Socialismo bajo la dirección de su Partido Comunista, o el capitalismo nos conduce a la barbarie más absoluta.